«Cuentas ajustadas nunca salen»


Vivimos en un mundo en constante cambio y evolución, donde los errores humanos confirman el exceso de fe y confianza en nuestra propia conducta, así como en las herramientas e instrumentos que utilizamos. Tratamos de hacer cierto, aquello que es incierto, jugamos a adivinar el futuro con una Teoría de la Expectativa inconsistente por la forma de exponerse y por el contenido de la misma ya que nada es previsible y todo es fruto de un axioma trascendental, la incertidumbre como piedra angular de los errores pues no es calculable todo aquello que nos proviene como información debido a que no contemplamos todos los parámetros necesarios para el mismo.

Minsky, primero Matemático y después Doctor en Economía, se preocupó por la irracionalidad que suponen los flujos de caja estimados en los proyectos de financiación, lo cual le llevó a publicar su Teoría de la Inestabilidad Financiera. Los empresarios creen en la existencia de una formulación sobre la estimación de los flujos de caja futura si todo va como debe ir, es decir, con el mismo nivel de crecimiento, empleo, demanda efectiva, para procurarse unos niveles de plusvalía y perspectivas del retorno de la inversión realizada. Pero, todo ello no cabe en una formula si no aplicamos diversos shocks o grados de incertidumbre e información insuficiente, por lo que se recurre a la estimación estadística y probabilística del mismo, sin que con el paso del tiempo sea revisado de forma fehaciente y coherente con la estimación inicial, pues conlleva a una demostración de que las perspectivas se hacen o por debajo o por encima de las que regirán el futuro.

Dicha estimación, conlleva a dos realidades antagónicas y que predisponen al empresario a decantarse por una u otra vía. Sobreponderación, que conduce a unos canales de financiación con un tipo de interés más bajo, pero con un mayor riesgo de quiebra técnica en el supuesto de que falle por completo el supuesto. O Valoración a la baja, que conllevaría menores riesgos en cuanto a la liquidez y los flujos de caja, pero que se verían abocados a financiaciones menores de dichos proyectos o con mayores tipos de interés. Esto se debe a que la banca en sí busca dos cosas en un proyecto, pay back (o tiempo de retorno de la financiación) y la cifra resultante, algo que expone en demasía a los depositantes de un banco o fondo de inversión.

Las evaluaciones de riesgos, otra de las disyuntivas que se ven más en momentos coyunturales como el que padecemos en estos tiempos, se limita al mismo cálculo que proviene de la formulación de Fischer de principios del Siglo XX (viendo las decisiones personales del autor y que le produjo, creo que seria conveniente una revisión exhaustiva de sus hipótesis). Utilizar axiomas de Newton en una ciencia que se comporta de acuerdo a la psicología y las emociones o percepciones de los sujetos económicos, tiene la misma lógica que la velocidad y el tocino más allá de ver a un cerdo corriendo.

Por ende, los compromisos de pagos que ostentamos han de ser consecuentes a un flujo de caja minorado o menos preciado, pues el futuro está por escribir, y aun no sabemos cuan de torcidos pueden salir los sucesivos renglones que iremos escribiendo. Garantizar una devolución, no es cuestión de tipos de interés o de cifras voluptuosas, sino de consistencia o inconsistencia en el más matemático de sus estadios de formulación.

Nuestras conductas no son una formula más allá de mi renta, mi demanda no es una curva y mi equilibrio económico depende de mis desequilibrios emocionales, a razón de debe ser lo que hay y no lo que puede ser que haya. De hecho, los Modelos se constatan con la base de la experimentación de sucesos pasados, y que no conviven cambios o la determinación futura de como afectará una innovación o la aplicación de una nueva tecnología.

El dilema de los productos financieros y su teoría del valor, se basa en la perspectiva de futuro con la información disponible hasta el momento presente. Es por ello que deberíamos de reconducir nuestro criterio y postura hacia un escalón intermedio en el que las cifras no lo son todo.

Deja un comentario